Bienvenido a nuestro blog.

Antes de comenzar a leer, te recomiendo que te pongas cómodo, los relatos por lo general son largos, así que... prepárate un cafetillo (o cualquier cosa que te apetezca), relájate... y disfruta de la lectura.



Espero que te guste y vuelvas pronto para leer mi próximo viaje..







domingo, 13 de noviembre de 2011

Verano 2011. Un paseo por el Benelux I



Una vez más comienzo el relato de nuestras vacaciones estivales. Como todos los años, procuramos juntar un mes entero para poder disfrutar de un recorrido relativamente extenso por algún país europeo, y este año nos hemos decidido por subir a la zona del norte de Europa, recorriendo Luxemburgo, atravesando Bélgica para llegar hasta Holanda. Subimos hasta el Gran Dique y volvimos a bajar recorriendo Holanda hasta llegar de nuevo a Bélgica y continuamos de regreso cruzando Francia y disfrutando así de los cuatro países (Francia, Luxemburgo, Bélgica y Holanda) prácticamente de punta a punta.



Nuestro único pesar es que prácticamente al final de nuestro viaje, concretamente en Bruselas, un carterista nos robó de la mochila el disco duro en donde llevábamos tooooooodas las fotos del viaje, aprovechó nuestro despiste en el metro y cuando nos quisimos dar cuenta quedamos totalmente desconsolados... claro, que peor hubiese sido que nos hubiesen quitado la cartera (el que no se consuela es porque no quiere, jejej).. así que, aún damos gracias porque la pérdida sólo ha sido el disco duro y las fotos (y que decir que siento mucho más la pérdida de las fotos, pues es totalmente irreparable... todos nuestros recuerdos esfumados de un plumazo... )

Por este motivo, he pensado que el relato lo amenizaré de tanto en tanto con algún dibujo o lo que se me ocurra... ya que no tengo fotos propias (bueno, algunas como la primera de la entrada que son de la cámara que llevaba mi hija)... quizá no sea tan llamativo como el resto de aventuras, pero en esta ocasión es lo que hay... qué le vamos a hacer. Y supongo que en esta ocasión también dividiré todo el viaje en cuatro entradas, una por cada semana, y así podré contar con detalle cada uno de los lugares visitados.


Espero que disfruteis tanto con este nuevo relato como nosotros lo hemos hecho mientras recorriamos estos países, y aunque no puedo mostraros fotos, intentaré que os sintáis como si el viaje lo realizaseis vosotros.

Miércoles, 29 de Junio

Como en todos nuestros viajes, preparamos la autocaravana para pasar una larga temporada en ella, y el miércoles dia 29 de Junio emprendimos la marcha en dirección a la frontera.
En esta ocasión, nuestra idea es subir por la costa catalana y atravesar Francia hasta llegar a Luxemburgo, en donde comenzará realmente nuestro viaje de turismo.


Hasta ese momento (cuando lleguemos a Luxemburgo) necesitamos pasar tres días de subida prácticamente en carretera, sin parar más que para descansar de kms., comer y dormir.

El viaje por la costa se pasó bien, el tiempo era bueno sin excesivo calor y llegamos hasta Alcalá de Chivert, en donde decidimos quedarnos a dormir en una callecita muy tranquila e iluminada en donde descansamos de tantos kms.

Jueves, 30 de Junio


Por la mañana, desayunamos rápido y de nuevo todo el día en carretera, atravesando tierra francesa y disfrutando de unas vistas y un clima fantástico.

Era ya de noche cuando llegamos hasta el viaducto de Millau,


y la pernocta la hicimos en Mende, que tiene un área de autocaravanas junto al río por lo que dormimos muy tranquilos y pudimos relajarnos hasta el día siguiente.

Viernes, 1 de Julio


De nuevo nos levantamos temprano pues aún nos queda un día con mucha carretera... nos estamos cruzando Francia prácticamente sin verla, jeje... ahora, es fántastico ver como va cambiando poco a poco el paisaje, observar las ciudades por donde vamos pasando... y notar qué diferentes son los pueblos conforme vamos subiendo por europa.

Aunque nuestra marcha es constante y paramos en contadas ocasiones, no podemos dejar de visitar la localidad de Le Puy en Velay, que nos pilla de camino y decidimos parar para pernoctar y al tiempo aprovechamos para repostar.

Cuando llegamos lo primero que nos sorprende es la visión de esas dos peñas tan grandes que desde lejos ya se divisan...


En una puede verse la capilla de San Miguel y la otra es la estatua de Notre Dame.

Entramos a la población, pero el resultado es que ni encontramos por donde llegar a la gasolinera debido a que se encuentra todo el centro prácticamente en obras y después de desviarnos varias veces y perdernos sin encontrar lo que buscamos (básicamente el área de pernocta), decidimos seguir ruta hasta la siguiente localidad en la ruta... eso sí, se nos queda grabada la imagen de la enorme virgen de color rojo, preciosa, recortada en el cielo...


imponente desde donde la mires...

Al final, esta noche paramos en Nancy, y como en las dos anteriores, llegamos tan cansados que después de tomar algo de cena, vamos directamente a dormir para reponer fuerzas (sobre todo mi marido que es el que se pega las palizas al volante).

Sábado, 2 de Julio


Hoy ya estamos prácticamente al lado de Luxemburgo. Aún así madrugamos para llegar cuanto antes al camping que teníamos previsto para dejar la auto, el camping Kockelscheuer

Como está algo alejado de la capital, necesitamos comprar también los billetes para el autobús, por lo que rápidamente aparcamos la auto en donde nos indican y en un pis pas nos encontramos en la parada de autobús que está justo al lado del camping.

La verdad es que aprovechamos bastante bien todo el día viendo lo más emblemático de esta bella ciudad. Entre otras cosas, pasamos un par de veces ante las puertas de Gran Palacio Ducal



que es la actual residencia de la familia real en Luxemburgo.

Desde allí fuimos paseando hasta llegar a la catedral de Notre Dame


muy cerca de allí, un mirador permite contemplar gran parte de la ciudad desde una considerable altura... estuvimos un buen rato paseando por esta zona, y en este lugar hay un monolito con una dama dorada que me llamó mucho la atención...


Es un monolito dedicado a los caídos en la I Guerra Mundial.

Más tarde, volvimos a la zona del llamado Chemin de la Cornise, conocido con el sobrenombre del "balcón más hermoso de Europa", precioso paseo con vistas a la ciudad


y desde donde se contemplan también las fortificaciones o "casamatas" de la ciudad, a las que llegamos siguiendo el recorrido de todo el "balcón".

Las casamatas son pasadizos subterráneos de carácter defensivo, excavados por los españoles en el siglo XVII y que al ser visitables pueden ser recorridos sin problemas.... aunque terminas muy cansado porque posee un enorme recorrido, merece la pena.

También pudimos contemplar el puente Adolphe



cuyo nombre se debe lógicamente al Gran Duque Adolfo de Luxemburgo, que reinó el país entre 1890 y 1905.

Aunque el puente tiene más de 100 años se le sigue llamando Puente Nuevo, el puente viejo es otro cuyo nombre es "La Passerelle".

Volvimos de nuevo hacia el Chemin de la Cornise... y en un parque precioso nos comimos nuestros bocatas. Después también subimos por un estrecho callejón y llegamos a una pequeña plaza en la que bajo una gran carpa un grupo de músicos tocaban algo de percusión y música estilo mayú-maná muy rítmica y tenían a todo el mundo embobado bailando al rítmo de los tambores, jeje.. pasamos un buen rato viendo el espectáculo.

Y después de este descanso, volvimos a bajar por el callejón para continuar nuestro paseo y seguir gozando de unas preciosas vistas de Luxemburgo.

Cuando se hizo la hora, regresamos hasta la parada del bus que nos llevó directamente al camping.

Al mismo llegar pensamos que lo mejor era darnos todos una buena ducha y relajarnos para estar frescos de nuevo al día siguiente... y así lo hicimos. Tras las duchas una buena cena y no tardamos mucho en irnos a dormir, la verdad es que aunque era el primer día (o quizás por eso) estábamos reventados, jajaja...

Domingo, 3 de Julio

Nos levantamos temprano, el día se presenta espléndido y aprovechamos esa circunstancia para salir cuanto antes del camping y aprovechar el tiempo.

Nuestro siguiente destino era el castillo de Vianden.

El pueblo está en cuesta, y los últimos metros bastante empinada, pero aun así después de subir por todo el pueblo al final pudimos dejar la auto en un parking muy cerca del castillo.

El pueblo todo en cuesta es una pasada,


y antes de ver el castillo nos decidimos por investigar un poco por las calles (a pesar de que tendríamos que subir todo lo que estábamos bajando...) visitamos la iglesia y pudimos contemplar las preciosas fachadas... llegamos hasta una bonita plaza y después comenzamos el regreso.

Al llegar arriba entramos directamente al castillo,



que nos pareció una verdadera pasada. Con sus almenas y torreones, un castillo medieval, perfectamente reconstruido y cuyas vistas desde lo más alto son impresionantes... se ve el pueblo entero y el río rodeándolo... además los salones recuerdo que eran muy grandes y estaban muy bien decorados, impresionante visita.




Para terminar creo recordar que había una sala dedicada a los famosos que habían pasado por allí, pues este castillo ha sido escenario de diversas películas tales como George y el dragón

Cuando terminamos la visita, nos fuimos hacia la autocaravana a descansar un rato, después de pasar buena parte de la mañana sin parar de caminar debíamos reponernos y en cuanto lo conseguimos, salimos en dirección a otro gran castillo, en la localidad de Bourscheid, en donde pasamos el resto de la mañana.


Uno de los castillos más magnificos de este país, lo recorrimos por entero, subimos torres, escaleras, paseamos por sus muros y distintos lugares hasta terminar totalmente agotados. Nos pareció una maravilla...


y de nuevo al terminar, salimos al aparcamiento y tras sentarnos para reponernos, nos dirigimos hacia el que sería nuestro lugar de pernocta, el camping de Esch-sur-Sure

Un camping bien bonito, llamado Im Aal en donde decidimos pasar el día y pernoctar.



Nos sorprendió gratamente saber que la dueña del camping tenía algunos conocimientos de castellano, por lo que nos "entendimos" bastante bien, jejeje... y después de un buen rato, estábamos ya aparcados y colocados en una de las numerosas parcelas pegadas a la orilla del río.

Comimos algo tarde, pero como no teníamos prisa, nos tomamos nuestro tiempo y después nos relajamos un buen rato, paseamos por el camping para ver cómo era, y nos sentamos en el bar a tomarnos una cerveza fresquita... hasta que bien entrada la tarde, que decidimos salir caminando hasta el pueblo (que estaba a unos escasos 300 metros) y dar una vuelta por sus calles.

Algo que también me llamó mucho la atención fué que el camping no estaba vallado y podías ir paseando por la orilla del río hasta el pueblo sin cruzar ninguna valla.

Cruzamos un pequeño puente y nos adentramos en la localidad, que en realidad era pequeñita, pero nos gustó mucho, tenía en lo más alto un par de torreones, el castillo y la imagen de una virgen preciosa.


Después de hacer unas fotos y recorrernos casi todo el pueblo, llegamos hasta el castillo pero estaba ya cerrado.. así que terminamos tomando unas cervezas en una pequeña terraza esperando para que oscureciese y tomar algunas fotos nocturnas, jeje... al fin el castillo y el torreón se iluminaron y tras hacer algunas fotos volvimos dando un buen paseo hasta la auto.

Cenamos algo ligero y enseguida a descansar, para estar nuevos al día siguiente.


Lunes, 4 de Julio

La mañana del lunes resultó también espléndida, y como teníamos tiempo hasta las 12 para salir del camping, volvimos al pueblo temprano a fin de poder entrar a ver el castillo, que aunque estaba prácticamente en ruinas teníamos ganas de verlo.



Después de dar otra vueltecita y rodear el pueblo, volvimos sobre nuestros pasos y llegamos hasta el camping en donde recogimos todo para salir cuanto antes y llegar a la localidad de Wiltz.

Llegamos a un aparcamiento muy bueno, al pie del pueblo, que aunque en principio nos pareció muy bien ubicado, después nos dimos cuenta de que podríamos haber aparcado algo más arriba.

El caso es que en cuanto llegamos, como siempre, recogimos todo bien y salimos con nuestras mochilas para dar un paseo y llegar hasta el castillo. Y nos tocó subir una cuesta de narices... aún me acuerdo del gran desnivel que había hasta llegar a la parte más alta, jeje... el caso es que entre medias paramos un par de veces... entre otras cosas para ver un elevado monumento que tienen allí, y al que mis hijos (que tienen más energía que nosotros, claro) no dudaron en subir a lo más alto y contarnos lo que desde ahí se veía... se trata del Monumento Nacional de la Grève


Impresionante por lo alto, y bonito... desde allí ya había una bonita vista de la parte inferior del pueblo... y seguimos todavía subiendo hasta que llegamos a la zona del castillo.


Creímos que podríamos visitarlo por dentro, y nos llevamos algo de desilusión, pues lo único que pudimos contemplar fueron los jardines que había frente a la fachada y poco más... así que, nos tomamos algo de tiempo y descansamos un poco en uno de los muretes que había en los jardines. Al poco rato, nos animamos a salir para buscar algún bar y tomarnos una cervecilla.... bien fresquita.

Al salir de allí fuimos bajando poco a poco hasta llegar al aparcamiento, y en cuanto llegamos nos dispusimos a comer mientras nuestros pies descansaban de tanta cuesta, jeje... hasta que un poco más tarde, nos animamos a cruzar un par de calles hasta llegar a un supermercado que habíamos visto antes, para hacer algunas compras mientras los críos se quedaban en la dragoneta. Y esta sería nuestra última parada en Luxemburgo... lo cierto es que estábamos asombrados pues el clima nos estaba siendo muy favorable y no nos podíamos creer que nos hiciera tan buen tiempo.

Y al fin, salimos en camino para llegar a nuestro primer destino en Bélgica, Bouillón.

Cuando llegamos, casualmente se encontraban en plenas fiestas... y aunque llevábamos el camino directo hasta el área, nos encontramos perdidos pues las calles se encontraban cortadas.
Menos mal, que una señora que iba en otro coche, al vernos indecisos, nos indicó que la siguiésemos... (nos quedamos muy sorprendidos por ese gesto poco usual). Y todo iba fenomenal, hasta que llegados a un cruce, nos indicaba que la siguiésemos por una calle que no admitia más de 1,5 toneladas...

El caso es que al final, vimos una carretera con pendiente elevada que llevaba al castillo, y allí que nos metimos... y llegamos a un aparcamiento enorrrrrrme, justo frente al castillo, y en el que también sabíamos que podíamos pernoctar, por lo que aparcamos y colocamos todo, preparándonos para pasar la noche allí.

Frente a nosotros había un bar, pero justo cuando llegamos estaban cerrando, por lo que nos decidimos por abrir nuestras propias cervezas, y una bolsa de panchitos y picar un rato mientras se hacía la hora de la cena.

La verdad es que las vistas desde esa explanada son impresionantes... el pueblo de Bouillón es un encanto... sobre todo al anochecer.

Es difícil describir, pero la visión de todas esas casitas ascendiendo por la montaña, frente a nosotros y separadas por un ancho río... era estupenda.


Como aún era temprano para cenar, pensamos que podríamos bajar al pueblo (ya que estábamos solitos en el aparcamiento frente al castillo) y disfrutar un poco de las fiestas que celebraban. Había toda una calle con puestos de comidas dulces y saladas, atracciones para niños y diversas tómbolas... y lo primero que nos llamó la atención, claro, fué un puesto con gofres al que mis hijos y yo corrimos como locos para probar... Toño que es más resalao prefirió esperar y un poco más adelante se pidió una cerveza y unas patatas fritas... la verdad es que disfrutamos mucho de ver el ambiente festivo... cruzamos toda la parte baja del pueblo atravesando la calle que hacía de columna vertebral de las fiestas.

Al terminar, subimos de nuevo por la cuesta empinada hasta el aparcamiento y nos metimos en la auto. Aunque antes de acostarnos, se nos ocurrió sacar el trípode y la cámara de fotos para hacer unas bonitas nocturnas... y casualidad de las casualidades, comenzaron unos fuegos artificiales impresionantes que (además que los veíamos de lujo desde arriba) pusieron la guinda a un estupendo día.

Martes, 5 de Julio

Un nuevo y soleado día, y comenzamos de nuevo temprano para entrar al castillo cuanto antes.

El castillo de Bouillón es impresionante. Incluso tiene una visita guiada nocturna que esta vez me he quedado con ganas de realizar, pero que tengo que volver para porder verla, pues la hacen con antorchas... y tiene que ser impresionante.

Esta vez, nos conformamos con la visita habitual, jeje...


El caso es que nos resultó muy pero que muy amena, el castillo tiene muchas dependencias que visitar y cantidad de rincones interesantes... e incluso había también un espectáculo de rapaces durante el que aprovechamos para descansar los pies un rato.


Aquí os pongo alguna foto de las que sacó mi hija Belén con la Olympus... gracias a eso, aún conservamos alguna que otra foto para recordar esos momentos...




Al terminar el espectáculo, subimos al torreón desde donde volaban las aves para ver las jaulas en donde las tienen guardadas, y las vistas también son impresionantes.

Una visita genial, que terminamos bien entrada la mañana... poco después comíamos tranquilamente en nuestra dragoneta, y nos relajábamos un rato.

Como íbamos muy bien de tiempo y necesitábamos un respiro, nos decidimos a pasar una segunda noche en Bouillón... las vistas eran muy bonitas, y tendríamos una tarde tranquila para recuperarnos de tantos castillos y reponer fuerzas para los siguientes días.

Volvímos a bajar al pueblo al caer la tarde, esta vez recorrimos otra zona distinta, compramos algunos bombones, más gofres (distintos) y al final terminamos en una cafetería (con otra camarera que también hablaba castellano, creo recordar que su madre era española) en donde nos tomamos unas cervecillas para terminar la tarde.

El bullicio de las fiestas se hacía notar, jeje... así que lo pasamos en grande, y después de un buen paseo subimos de nuevo hasta el aparcamiento del castillo en donde tras una cena ligera, nos acostamos para descansar hasta el día siguiente.

Miércoles, 6 de Julio

Un nuevo día, y otra vez en marcha bien temprano... esta vez nos dirigíamos hacia Rochefort, aunque antes, hicimos una breve parada en un pequeño pueblecito llamado Redu.


Fué un poco gracioso, porque mi marido y yo llevábamos buena parte del viaje discutiendo (en plan de broma, claro) sobre si merecía la pena o no visitar el pueblecito.... Yo insistía en que había visto por internet la enorme cantidad de librerías que había en un pueblo de reducidas dimensiones, y mi marido insistía en que según el google earth, aquí no había ni una sola librería...

El caso es que al final, sólo para que no le diera más el tostón, Toño decidió pasar por Redu y satisfacer mi curiosidad....

Sólo cuando llegamos y comenzamos a ver librerías, una tras otra... en cuatro manzanas que tiene el pueblo... pudimos dar crédito a lo que veíamos.

Yo no sé las que contamos, pero es que había aceras que estaban puerta con puerta... las había de distintas temáticas... y no compré ningun libro (había novelas de romántica a montones y libros descatalogados a 1 euro) porque el belga se me hace un poco cuesta arriba, jajaj... pero estuve a punto de traerme alguna novelilla sólo por el recuerdo....

El caso es que llegamos hasta una especie de plaza en donde tienen una escultura de un libro enorme, nos hicimos un par de fotos, y como no vimos ninguna cervecería abierta, dimos media vuelta y continuamos nuestro viaje, ahora sí, hasta Rochefort... a su camping municipal en donde llegamos bien temprano y nos colocamos en la plaza designada cuanto antes, para dejar todo colocado y poder disfrutar del lugar.

El camping, llamado Les Roches, nos pareció estupendo.

Lo primero que hicimos fué colocarlo todo y adecentarnos para salir cuanto antes a conocer la ciudad.

Junto al ticket de pago, nos dieron unos cupones para pasar a la piscina municipal, ya que las instalaciones deportivas se encontraban justo frente al camping... pero aunque el tiempo era estupendo, preferimos dejar el baño para luego, jeje...

Cruzamos las instalaciones y subimos por la parte contraria a una gran plaza en la que se se hallaba la oficina de turismo.

Allí nos comentaron que lo más destacable eran unas Cuevas muy bonitas a unos kms. de allí... así que, nos despedimos amablemente y salimos a callejear un rato para ver un poco la localidad antes de volver al camping.

El ayuntamiento me pareció increíblemente bonito.


continuamos caminando hasta que llegamos a la iglesia de la Visitación


una preciosa fachada que también fotografiamos con ganas, jeje... y pasamos un momento para verla por dentro.

Al llegar aquí, regresamos sobre nuestros pasos. Rochefort también tiene un castillo muy chulo, pero estos días estaba cerrado por reformas, creo, y no pudimos visitarlo, y posee también unas ruinas galo-romanas, pero se encuentran algo alejadas y preferimos no mover la auto ahora.
Nos encaminamos hacia otras grutas (las grutas de Lorette) visitables que se encuentran subiendo una loma a las afueras... estaban cerradas, pero junto a ellas, había una bonita capilla que nos llamó la atención. Pasamos para verla, también descubrimos una pequeña cripta fuera de la capilla, estaba algo abandonada y la verdad que impresionaba un poco... y como comenzaba a chispear, decidimos dar media vuelta y regresar hasta el camping.

Y cuando llegamos era hora de comer, así que preparamos todo y nos tomamos unas horas de descanso mientras tomábamos un bocado.

Por la tarde y una vez repuestos, nos pusimos con la colada. Aprovechamos para arreglar la ropa y dejarla toda colocada. Y mientras tanto, nos tomamos unas cervezas en el bar del camping, en donde descubrí por primera vez una cerveza riquísima con sabor a cerezas... y bueno, a partir de aquí cada vez que tomábamos una caña miraba si tenían ese tipo de cerveza, jejeje... qué ricas.

Mientras tanto, nos cayó el primer chaparrón de las vacaciones (porque habría unos cuantos más...) fueron dos minutos sólo... pero dos minutos intensos. Y después, un sol radiante nos animó durante el resto del día.

Al anochecer, pensamos que podríamos hacer alguna foto nocturna por el centro, así que nos arreglamos un poco, y nos llevamos la cámara de paseo.

Recorrimos la zona céntrica del pueblecito mientras hacíamos fotos y disfrutábamos de un estupendo paseo.

Al terminar, vuelta al camping y a descansar para reponer fuerzas.

Jueves, 7 de Julio

Otro día que amaneció estupendo, recogemos la auto y salimos bien temprano camino de las Cuevas de Han-Sur-Lesse

Impresionantes...


Las cuevas en sí son bellísimas, pero también cuenta mucho que sepas como se ha formado o sencillamente que entiendas a quién te guía a través de ellas, y nosotros, pensando ya que no entenderíamos ni papa, resulta que el chico que nos pregunta es hijo de una española, jejeje... así que, nos cobija a su lado (sólo estamos nosotros de habla española) y junto al grupo de Holandeses, gozamos de explicaciones casi casi particulares para nosotros cuatro.

Gracias a la amabilidad del muchacho, nos enteramos totalmente de toda la explicación, y lo pasamos genial recorriendo la gran gruta.

Al salir, cruzamos hasta donde está la autocaravana y decidimos tomar un bocado y comer mientras descansamos un rato sentados.

Las grutas nos han gustado mucho y la experiencia ha sido bonita.

Tras un buen rato de reláx, nos ponemos en marcha y salimos en dirección a Dinan.


Preciosa ciudad... aparcamos en una zona de parking cercana al río, recogemos todo y salimos para ver la impresionante iglesia y el casco histórico.

Mientras paseabamos llegamos hasta el bonito puente que cruza el río, y que estaba repleto de esculturas de saxofones, cada uno representaba a un país, y estaba pintado de forma diferente... preciosa imagen que le daba al puente un toque muy original


Y se debe a que esta ciudad es considerada la ciudad del saxofón, ya que ahí nació su creador, Antoine Joseph Sax.

Además de ver la enorme iglesia, a la espalda de la misma hay un telesférico que te sube hasta la Citadelle, a la que accedimos sin perder tiempo para aprovechar que aún teníamos un rato para visitarla.

Impresionantes también las vistas desde esa altura. Y otro guía, nos explicó también detalladamente los diferentes recintos y salas que había en la fortaleza, aunque esta vez lo hacía en francés... menos mal que nos consiguió un pequeño folleto en castellano, jeje.. y de algo nos enteramos.

Al terminar la visita, continuamos con el paseo, compramos unos bombones, unas galletas de Dinant (un poco durillas, aunque el tendero nos dijo que no eran para masticar, que eran para chupar, jajaja) y al final, también compramos unos gofres...

El caso es que nos recorrimos este precioso pueblo, fuimos a cenar, reposamos un rato y volvimos como teníamos costumbre en cuanto se fué la luz, para tomar algunas fotos nocturnas... Y al terminar, ya cansados de pasear todo el día, volvimos a la auto para descansar hasta el día siguiente.

Viernes, 8 de Julio

Otro nuevo día para descubrir nuevos rincones belgas... ahora salimos de Dinant, pasamos por la abadía de Leffe (que está a la salida del pueblo) con la intención de visitarla y ver la cerveza que fabrican... pero nos encontramos todo cerrado, así que, dejamos atrás la localidad de Dinant y nos dirijimos hacia Namur.

Cuando llegamos no nos decidimos a aparcar arriba en la Citadelle que era donde teníamos prevista la pernocta, así que buscamos una calle tranquila y dejamos la auto bien estacionada en la parte baja de la ciudad. Nos aseamos, colocamos todo y salimos con nuestras mochilas para recorrer las callejuelas de esta bella ciudad.

Nos recorrimos buena parte del casco antiguo, cruzamos un parque precioso con un estanque muy chulo lleno de patos y cisnes... probamos diferentes tipos de gofres rellenos de frutas y lo pasamos en grande viendo las bonitas fachadas y las diferentes plazas y edificios... y cuando nos cansamos de andar, dimos media vuelta y regresamos hasta la dragoneta.

Como veíamos que anochecía, volvimos a intentar subir por la carretera asfaltada hasta la Citadelle, con miedo por no saber si podríamos llegar hasta la parte más alta, resulta que arriba del todo hay una explanada enorme, en donde había sitio de sobra para aparcar y pernoctar con tranquilidad.

Cuando salimos de la auto, preguntamos en información si podíamos entrar en la fortaleza, y resulta que la entrada era gratuita, así que aprovechando que aún quedaba luz, nos adentramos en la zona amurallada para pasear y recorrer todo el recinto...

Desde arriba del todo, las vistas de Namur son realmente espectaculares.




Tras el paseo recorriendo la citadelle, regresamos y nos dispusimos a cenar.

Estábamos cansados, pero un poco de comida nos repuso rápidamente y descansamos un poco mientras charlábamos de lo que habíamos visto durante estos días.

Al anochecer, sacamos la cámara y desde donde estábamos pudimos sacar algunas fotos panorámicas de la ciudad iluminada y el río discurriendo a través de ella.

Al fin nos fuimos a la cama para descansar de tanta caminata....


Sábado, 9 de Julio

Nos levantamos otra vez mirando al cielo, curiosamente, en casi dos semanas que llevamos de viaje, tan solo ha llovido una vez, y sólo fué una nube que cayó durante unos diez minutos. Tanto miedo que llevábamos por si llovía... y el tiempo cada vez se vuelve más caluroso.

Colocamos todo en orden y salimos hacia Durbuy, considerada la ciudad más pequeña del mundo.

Lo habíamos visto en internet, y queríamos ver con nuestros propios ojos que ciudad era esta... o si era tan pequeña.



La entrada del pueblo ya me gustó mucho, tenía un puente medieval muy bonito y que le daba un toque precioso. También nos fijamos en el rótulo del primer bar en el que ponía Microcervecería, jejej... y pasamos a ver si las cervezas eran del mismo tamaño que las habituales... nos las pusieron acompañadas de unos taquitos de queso deliciosos.


Tras reposar un rato y disfrutar de las cervecillas, salimos para dar una vueltecilla, el pueblo en realidad no es muy grande, tiene mucha tienda turística, y un castillo también muy chulo, aunque intentamos entrar pero estaba cerrado.

Otra cosa que nos llamó la atención fué un parque de topiarios, es decir de figuras artísticas creadas con plantas...





El pueblo nos gustó mucho, callejeamos buena parte de la mañana, recorriendo sus rincones... me sorprendió algo que más tarde sería habitual en determinadas poblaciones... lamparas de araña (de esas con cristalitos) en las terrazas de los bares con toldo... eso fué algo que me impactó bastante, jeje... no lo había visto jamás.

Cuando ya estábamos bastante cansados de tanto andar, decidimos regresar a la auto y comer.

Y tras un buen rato de descanso, salimos de este encantador pueblecito y nos pusimos de nuevo en camino... nuestro siguiente destino era Lieja (Liege).


Cuando llegamos a Lieja, era media tarde, aparcamos en el lugar que llevábamos indicado, que era zona azul, y estaba ubicado en una pequeña pero bonita plaza, que daba a la iglesia de Saint Jacques.


En principio la plaza nos pareció muy bonita, y el sitio muy tranquilo, pero habíamos visto alguna que otra persona poco recomendable por la zona y nuestra tranquilidad comenzó a tambalearse...

Como siempre, nos arreglamos un poquito, y decidimos dar un paseo para ver la ciudad en la que nos encontramos.

Nos damos cuenta que estamos muy cerquita de la plaza del Ayuntamiento, y que no sabemos si estarán en fiestas, pero se encuentra abarrotada de puestos con comida, bebida y todo tipo de gentes... se ven incluso algunas despedidas de soltera... y nos quedamos un rato observando y formando parte de la juerga que nos rodea.

Después de un rato, salimos y comenzamos a pasear, pero nos damos cuenta de que a nuestro alrededor, hay gente bebida a cada paso... y que las pintas de muchos de los que vemos, no nos gustan... y suenan sirenas de policia de tanto en tanto... y nos preguntamos si nuestra auto estará segura o si no encontraremos más que el chásis a la vuelta.

Nos armamos de valor y decidimos seguir el paseo un poco más, llegando hasta la plaza Lambert y el palacio de los príncipes... pero enseguida nos volvimos para asegurarnos de que la dragoneta seguía intacta. Creo que en esta ciudad, a pesar de que nos parecía bonita, nos entró algo de inseguridad. Sólo nos tranquilizamos cuando vimos la auto en su sitio mientras nos acercábamos... como estábamos algo cansados, pensamos que lo mejor sería cenar tranquilamente y descansar hasta el día siguiente, y eso es lo que hicimos.

Domingo, 10 de Julio

Un día más, precioso y soleado. Algo que nos sorprendía, pues pensábamos que estaríamos todo el mes en remojo pero hasta el momento, excepto un par de ocasiones el tiempo había sido estupendo y nos habían acompañado un sol precioso por el día, y enorme y nítida luna por las noches.

Cómo el día se presentó estupendo para pasear, a pesar de que eramos reacios a abandonar la auto por el miedo a que nos robaran, salimos para ver un poco más de la ciudad.

Llegamos hasta la zona del río, había mercadillo y pudimos ver todo tipo de plantas, comidas, souvenirs, etc... entre los puestos de los liejanos.

Probamos los gofres de lieja, y para comer, nos llevamos unos pollos y unas pelotas de uno de los puestos ambulantes, parecidas a las albondigas españolas pero de distinto sabor que parece que eran muy típicas de por allí.

Después de recorrer el mercadillo, fuimos de nuevo hasta la zona del palacio, que estaba junto a la oficina de información y turismo. y descubrimos algo nuevo de esa enorme plaza.


Si no recuerdo mal, había en ella unos pilares metálicos, representando los originales de la primera catedral que estaba ubicada en ese lugar. La Catedral de Nuestra Señora y Saint Lambert, que se situaba frente al palacio, una de las catedrales más grandes de Europa Central. Ahora sólo quedan los puntos en donde estaban esos pilares, en los que se han levantado los que se pueden ver ahora de metal, para que nos podamos hacer una idea de las dimensiones que tenía esa gran iglesia.

Recorrimos las distintas callejuelas que venían marcadas en el papel que nos entregaron en turismo, y al acabar, regresamos a comer a la auto... antes de que se enfriaran los pollos, jeje...

Una buena comida y un merecido descanso, y antes de caer la tarde nos ponemos de nuevo en marcha hacia nuestro siguiente destino.

Y cruzamos la frontera para pasar a los paises bajos... queremos pasar la noche en un área cerca del parque de atracciones Walibi, aunque primero llegamos hasta la puerta del parque, era ya algo tarde, pero pensamos que si podíamos pernoctar en el mismo parking del parque sería más cómodo para nosotros... pero teníamos dudas de cómo nos recibirían los holandeses después de ganarles la copa de fútbol el año anterior.

Nuestras sospechas se hicieron realidad, cuando llegamos al parking, dos chicos con cara de pocos amigos nos hicieron señas de que no podíamos entrar... y a nuestras preguntas, que no entendían, terminamos por decirles: ¿Spanish? para ver si sabían algo en español... a lo que, en plan de guasa, uno de los dos contestó: ¿Spanish? ¡¡¡¡This is Holland!!!! como si nos hubiésemos perdido, y a lo que mi marido, siguiéndoles la broma, se echó las manos a la cabeza diciendo: ¡¡¡¡¡¡ Holland????!!!!  y con las mismas nos despedimos de los "simpáticos" guardas del parque jajajaj... aiss que risas.

Total, que después de comprobar que no podríamos pasar la noche dentro del parque, dimos media vuelta y nos dirigimos hacia el área más cercana, en un pueblecito pegado al parque llamado Elburg.

El área está justo en el aparcamiento del puerto, y lo que me llamó la atención fueron los barcos... eran todos antiguos, como de otra época.


Al principio pensé que sería alguna exhibición, pero más tarde nos dimos cuenta que no, que en realidad, allí hay muchos barcos que parecen de la época de los piratas, pero que son muy frecuentes... casi más que los modernos yates... y flipábamos de ver la madera tan bien cuidada y lo bonitos que son.

Después de un rato, cuando ya estabamos instalados y habíamos preparado todo para dormir, decidimos salir y dar una vuelta para ver el pueblecito.

Se llega después de subir una pequeña cuesta y hay que atravesar un puente. La verdad es que no esperábamos ver lo que apareció ante nuestros ojos... una puerta bellísima para entrar al pueblo y sólo a través del puente.


A la entrada, un plano del pueblo te indica, que la fortificación es totalmente cuadrada, así como las calles, todas cuadriculadas, y las puertas son una a cada lado del cuadrado... impresionante el diseño para ser medieval.


Pasamos y recorrimos el pueblo, o la mayoría de sus calles, aquí ya nos dimos cuenta de que había muy poquitos coches, y que las bicis ocupaban gran parte del espacio vial. Bicis por todas partes, en todos sitios, de todos los tamaños y colores... la verdad que en este sentido si notamos mucha diferencia con la mentalidad española.

Cuando nos cansamos de pasear, dimos media vuelta y regresamos hasta la auto... y como vimos que había una pizzería en el pueblo, aún regresamos después a por dos pizzas... nos dió la olor y no pudimos resistirnos, jeje...

Después de cenar, y con el bello panorama del puerto, los barcos de la edad media, el reflejo de la luna sobre las aguas... enseguida nos entró sueñete y decidimos descansar y coger fuerzas, al día siguiente las necesitaríamos para el parque de atracciones.

Y con esto, doy por terminado el primer tramo de estas vacaciones por no hacer la entrada excesivamente larga... en la siguiente entrada continuaré contando las aventuras que siguen a esta primera etapa.

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