Bienvenido a nuestro blog.

Antes de comenzar a leer, te recomiendo que te pongas cómodo, los relatos por lo general son largos, así que... prepárate un cafetillo (o cualquier cosa que te apetezca), relájate... y disfruta de la lectura.



Espero que te guste y vuelvas pronto para leer mi próximo viaje..







domingo, 16 de noviembre de 2008

Ruta por el país Cátaro (II)

Nuestro siguiente destino era la Abadía de Fontfroide.
En principio, llegamos con la idea de pasar la noche a los pies del Monasterio, como es habitual en todos (o casi todos) los monumentos o lugares de interés en el país galo... pero cual no sería nuestra sorpresa, cuando al entrar en el aparcamiento (aparte de verlo totalmente vacío, que ya te escama un poco) nos damos cuenta de que una señal nos impide pernoctar allí mismo. Así que, damos media vuelta, y buscando un lugar para dormir no muy alejado, terminamos en Narbonne (tampoco estaba muy lejos de allí) y nos quedamos allí a pasar la noche.

Como ya era algo tarde, preparamos algo para cenar, y nos acostamos con la idea de madrugar un poquito y volver sobre nuestros pasos por la mañana, para visitar la bonita Abadía.

Ya desayunados y dispuestos a empezar la visita, nos dirigimos hacia la entrada del enorme edificio...



Tras cruzar la puerta de entrada, construida en 1777-1778, a la derecha puede verse el largo rectángulo que forma el patio de honor así como los jardines, construidos por Constanza de Fregose. A la izquierda, un gran edificio de estructura medieval que en sus orígenes sirvió para alojar a los hermanos legos y que más tarde fue transformado para acoger la hospedería. Al fondo, el espacio está limitado por una basta arcada de tres arcos. El arco central está cerrado por una reja de hierro forjado y adornado con un frontal clásico.



Una puerta da acceso al refectorio de los legos. La sala es de grandes dimensiones, con una longitud de cerca de cincuenta metros, lo que permite imaginar una importante comunidad de 180 o 200 frailes.



Desde aquí, se pasa al patio de Luis XIV.



Aunque se le conoce erróneamente como de Luis XIV, los documentos demuestran que la configuración actual de este patio se debe a unos trabajos efectuados a partir de 1774. En el monasterio medieval, en un espacio más limitado, se abría al norte los talleres de los hermanos legos: la carpintería, la fragua y la panadería a la derecha del molino que franquea el torrente. Al este se encontraba el ala del noviciado y al sur otros edificios conventuales. Todo el conjunto se desarrollaba alrededor del pozo, una cisterna de mampostería excavada en la piedra caliza. El agua del pozo es muy fría origen del topónimo Fontfreda (fuente fría).

A la derecha del patio, se encontraba "el callejón de los hermanos legos".



Este callejón es un largo corredor, cubierto con bóveda, que llegaba hasta la iglesia sin molestar la zona de los monjes que se encontraba en el lado opuesto de la nave. En el siglo XVII, el antiguo dormitorio de los legos se reformó para poder acoger a huéspedes. Una gran escalera conduce hasta la entrada.



En el callejón de los hermanos legos, una puerta de hierro forjado da acceso al claustro. Este patio interior se encuentra en el corazón de la abadía. Se accede a este espacio, que encierra un pequeño jardín, a través de los edificios de los hermanos legos. El arco mitral que abre el primer tramo permite ver la perspectiva de los grandes soportales dominados por el campanario. El claustro fue construido en dos periodos distintos y en dos estilos diferentes.



Desde la galería este se accede a la sacristía, cubierta con bóveda de cañón. La galería está dividida en cinco tramos; el central lleva hasta el jardín que se encuentra vacío, sin arcos ni columnas y sin tímpano, con una abertura simétrica que da acceso a la sala capitular.



La iglesia abacial cuenta con dos naves laterales con bóveda de cañón que alcanza los catorce metros. Se comunican con la nave central mediante grandes arcadas, sostenidas por columnas adosadas a pilares que reposan sobre unos pedestales situados a la misma altura que la ménsula de la nave. En la nave del sur se abren cinco capillas, construidas en el siglo XV.



El dormitorio de los hermanos legos, se trata de una gran sala con bóveda realizada en piedra rosada. En la zona más meridional se encontraba un granero. Son visibles las aberturas laterales que servían para izar los sacos de grano. La parte opuesta es la única que queda del dormitorio de los hermanos legos después de las transformaciones del siglo XVIII.



El jardín de rosales de Fontfreda está situado sobre el antiguo cementerio. Durante muchos años se enterraron aquí a los monjes, legos y religiosos. Aquí se encuentran más de dos mil sepulturas, las primeras del siglo XII. En 1668 el cementerio dejó de funcionar como tal. A principios del siglo XX, el terreno de la antigua necrópolis fue utilizado para instalar en él una rosaleda.



En 1986, un incendio provocado devasto el jardín que fue replantado en 1989. En total son cerca de 2.500 rosales de once colores distintos. En el cercado de San Simón hay otro jardín en el que las rosas se mezclan con plantas aromáticas como la lavanda o el romero.

Antes de acabar me gustaría mencionar, que durante toda la visita, entablamos amistad con una pareja catalana muy simpática, y con la que compartimos charla hasta que terminó todo el recorrido a través del monasterio. Una pareja encantadora.

Y con esto, damos por finalizada la visita a esta maravillosa abadía...

Salimos hasta el aparcamiento y mientras preparo algo para almorzar, mi marido pone en marcha la auto para salir en cuanto acabemos el bocata.

Nuestro siguiente destino es Termes.

En cuanto llegamos al pueblo, bajamos para visitar primero el castillo.
Nos dirigimos hacia la oficina para conseguir las entradas...



Y desde allí, comenzamos la subida...



Éste es un castillo cátaro ubicado en la comuna francesa de Termes, perteneciente al departamento del Aude, a medio camino entre Carcasona y Lagrasse. Edificado sobre un montículo con suaves pendientes, en tres de sus lados se haya rodeado por barrancos, siendo solo accesible por la parte meridional.



La familia señorial de Termes es citada por primera vez en textos escritos en el año 1061 (siglo XI). Este linaje dirigía una de las circunscripciones territoriales más antiguas de la época feudal.

En 1110 los señores de Termes rendían homenaje al vizconde Trencavel de Carcasona y estaban en constante conflicto con los abades de la Lagrasse por la posesión y titularidad de unas minas.

Un documento cursado entre Raymond de Termes y su hermano Guillaume, en 1163, aporta detalles sobre el aspecto del castillo en el siglo XII. La torre del homenaje, en el centro y zona más alta del peñasco estaba dividida entre los dos hermanos. El documento también menciona la existencia de una pequeña iglesia dentro del recinto amurallado, que presuntamente debe ser la iglesia actual también en ruinas.



Al proclamarse la cruzada albigense, el castillo de Termes sufrió constantes ataques por parte de los cruzados por su posición estratégica y por la fuerte implantación del catarismo entre sus ocupantes.



Tras cuatro meses de continuos de asaltos, la falta de agua y comida fueron los que obligaron a rendirse a los señores de Termes. Raymon fue hecho prisionero y encarcelado en Carcasona.



En 1224, Olivier de Termes, hijo de Raymond, reconquistó el castillo hasta que a consecuencia del Tratado de Meaux, pasa a ser de dominio real francés. En 1240 Olivier lo vuelve a ocupar, coincidiendo con la ofensiva del vizconde Ramón Trencavel II para recuperar Carcasona, y continuó ofreciendo resistencia contra los cruzados hasta que, en el año 1246, Olivier fue vencido y enviado a las cruzadas en oriente por orden del rey francés Luis IX.

Integrado ya en los llamados "Cinco hijos de Carcasona", en la frontera defensiva entre los dominios conquistados por el rey francés y los territorios de la Corona de Aragón, fue ocupado por guarniciones reales durante más de cuatro siglos y posteriormente abandonado. Al ser ocupado por bandidos y forajidos que asolaban la región y lo tenían como morada, el rey de Francia ordenó dinamitarlo a medianos del siglo XVII (año 1653), quedando en ruinas y derruido.

En el siglo XX los vestigios pasaron a ser propiedad comunal de Termes y fueron declaradas Monumento histórico en 1989.

Debido a que en realidad, lo que queda del castillo son cuatro piedras, a mí me impactó más, si cabe, la vista que ofrecía el pueblo desde allí arriba...



y también el resto del valle... impresionantes vistas...



Cuando terminamos de pasear entre las ruinas, bajamos de nuevo al pueblo... y callejeamos un poquito (como nos gusta hacer, jejeje)



llegando hasta la iglesia...



incluso antes de llegar a la AC (fuera ya del pueblo), nos encontramos con matas de frambuesas silvestres, y cogimos unas poquitas para que los chicos las probasen, jejeje...

y al terminar el paseo salimos hacia Arques, para ver su castillo y su famosa torre.

Cuando llegamos, está llovizneando, y aunque la poca cantidad de agua que cae no es inconveniente para visitar la torre, sí que es un poco molesto, al menos hasta llegar a la puerta del castillo y el rato que permanecemos en el exterior...



El castillo de Arqués es una fortaleza de llanura que data del siglo XIII y siglo XIV

El lugar se compone de un recinto cuadrangular que rodea una torre del homenaje de planta central cuadrada de 11 m de lado, dotada de garitas en cada uno de sus cuatro ángulos. El torreón, de 24 metros de alzado y cuatro niveles, constituye una obra maestra del arte gótico que une elegancia, lujo y aspecto militar.



Una de las cuatro torrecillas de vigía, tiene una escalera de caracol



y las demás, construidas con doble contrafuerte, estaban defendidas por dos aberturas triangulares todavía visibles. La torre, de unos 25 m de altura, tiene cuatro plantas, de bóvedas ojivales las dos primearas, la tercera tiene techo y la cuarta es la principal para la defensa.





El ángulo suroeste está ocupado por una torre vivienda de dos plantas.



Una vista de la AC en el aparcamiento, desde lo más alto...

.

Cuando salimos, ya había cesado la ligera llovizna, y llegamos hasta la auto para descansar un rato... arrancamos, y vamos hacia el pueblo, pues queremos echar un vistacillo también al museo...



La visita es rápida, pero instructiva... y cuando la terminamos, volvemos a la Dragoneta.

Recobramos algo de energía mientras tomamos un bocado y después de recoger lo que está por enmedio, nos dirigimos hacia el lugar que visitaríamos al día siguiente, como hacemos habitualmente, y así llegamos hasta la localidad de Villerouge-Termenes.

Aunque había dejado de llover, el tiempo estaba de lo más desapacible... preparamos todo para pasar allí la noche, y abrigándonos un poco, salimos a dar un paseo como tenemos por costumbre, a ver un poquito el pueblo, y los horarios del castillo...

Nos acercamos poco a poco, hasta descubrirlo



Por el camino, nos topamos con la iglesia... nos acercamos para entrar, pero está cerrada... decidimos rodearla para ver si por detrás pudieramos entrar...



y nada... desistimos. Seguimos el paseo hasta llegar a la puerta del castillo



podemos entrar hasta el patio de armas...



En el interior, aparte de la entrada al castillo, a la derecha hay un restaurante medieval... que incluso los camareros van ataviados al estilo de la época... y consta incluso de unas piezas de vajilla medieval.

Después de ver los horarios y tal, salimos de allí y nos vamos hacia la auto de nuevo, porque en realidad hacía bastante frío ya...

Poco después, caemos rendidos y damos paso al sueño reparador hasta la llegada del nuevo día... Y el nuevo día llega... nos levantamos y desayunamos las ya acostumbradas tostadas, jejeje... dirigiéndonos directamente hacia la entrada del castillo para ver su interior...

Enteramente restaurado, este castillo es un remarcable ejemplo de arquitectura militar del siglo XIII. Cuatro torres ocupan los ángulos de dicha obra fortificada de plano cuadrangular. Cuando entras, te encuentras una amplia entrada, y tres pisos por encima, con barandillas de madera...



Después, vas pasando por diferentes salas...



en las que la visita guiada audiovisual permite, a través de los destinos cruzados de Guilhem Bélibaste y de Bernard de Farges, explicar el catarismo, el poder del arzobispo de Narbonne y de la vida cotidiana de Villerouge Termenes en el siglo XIV. Gracias al circuito escenográfico, en tres niveles y en tres lenguas (Francés, Inglés, Español), el visitante se siente transportado a setecientos años atrás. Audios, videos y diapositivas, desfilan junto con manequines vestidos de época



y frescos murales restituidos.



Una vez recorridas las salas, se cruza el castillo por la parte de arriba por el exterior... el camino de ronda



Y desde ahí, se pasa hasta el torreón



en el que descansamos un rato...



y por el que se inicia la bajada...



Una vez terminada la visita, salimos del castillo y nos encaminamos hacia la autocaravana.



Y nos preparamos para los que serán (en mi opinión) los castillos más elevados y peligrosos en acceso...

Cuando llegamos a la Dragoneta, recogemos todo y salimos en marcha rumbo a Peyrepertuse...

Conforme vamos por la carretera el día empieza a estropearse, pero el tiempo nublado no nos amilana en absoluto, y comenzamos a sacar los chubasqueros por si acaso hacen falta en el castillo...

Ya llegando, la imagen de la muralla sobre la montaña impresiona un poco...



El castillo de Peyrepertuse, cuyo significado es "piedra recortada" o "taladrada", durante los siglos XII y XIII fue uno de los castillos cátaros y posteriormente uno de los "Cinco hijos de Carcasona" junto con el de Quéribus que se encuentra a 7 km de distancia en línea recta.

Por fin llegamos hasta lo más alto que se puede con la autocaravana (si por Toño fuese, metería la autocaravana en la misma torre del homenaje, jeejej)... la dejamos cerrada en un parking y seguimos la marcha a pie... En principio, la carretera asfaltada nos ofrece un buen ascenso... y el castillo se ve muy cerca ya...



Para nuestra sorpresa, nos encontramos mientras subimos con la pareja que habíamos conocido en Fontfroide, que bajaban con su coche. aparcaron en la cuneta para charlar con nosotros, comentando la casualidad de encontrarnos de nuevo... y una vez que intercambiamos impresiones, nos despedimos deseandonos ambos un buen viaje, y mientras vemos como se alejan en su coche, nosotros continuamos subiendo la cuesta...

Al fin, conseguimos llegar hasta lo que es el aparcamiento del castillo...



La verdad es que hemos subido un buen tramo, y ya llevamos (o llevo) la lengua de fuera, pero con solo echar la vista atrás... el esfuerzo merece la pena...



Para sacar las entradas, hay que subir un poco más...



Y a partir de aquí, comienza la verdadera subida al castillo...



Yo ya no puedo ni con los bastones... y aún no hemos empezado...



El lugar de Peyrepertuse fue ocupado por los romanos desde principios del siglo 1 antes de J.C.
La primera mención del castillo data del 1020, en una época donde Peyrepertuse era dependencia de los condes catalanes de Besalù. Después, Peyrepertuse tuvo como soberanos a los condes de Barcelona y más tarde, hacia mediados del siglo XII, los reyes de Aragón.
Durante la cruzada contra los albigenses, Guillaume de Peyrepertuse, negándose a someterse, fue excomulgado en 1224. Después del fracaso del asiento de Carcassonne, Guillaume se rinde y el castillo forma parte de la posesión francesa en 1240.

La amplitud de sus muros y la calidad de sus construcciones hacen del castillo de Peyrepertuse el más importante conjunto y el más remarcable ejemplo de arquitectura militar en la Edad Media, del Languedoc. Tiene una longitud de 300 por 50 m de ancho, conservando actualmente 2,5 km de murallas con su camino de ronda. Una vez dentro del recinto se observa que más que una fortaleza es una villa medieval.

El primer recinto (castillo bajo o primitivo), en la parte oriental y más baja de la cresta, es donde encontramos las construcciones más antiguas. Solo es accesible a través de una pequeña puerta de entrada defendida por una barbacana.



De planta triangular y rodeado por una muralla de 102 m de longitud flanqueada por torres semicirculares,



está constituido por un patio central alrededor del cual se apoyan las diversas construcciones...



y otra muralla en la cual se abre una puerta en arco de medio punto. Esta puerta da a una pequeña estancia cerrada por un segundo muro...



Saliendo por la puerta, nos encontramos con el castillo nuevo o de San Jorge



Es una fortaleza dentro de la fortaleza



Una vez que llegamos a lo más alto, nos quedamos impresionados ante la maravillosa vista que se aprecia desde esta altura



Yo creo que sólo por las vistas, ya merece la pena lo que hemos subido, jeje... continuamos recorriendo el castillo...







Una vista en paralelo del castillo más antiguo...



Vamos haciendo descansos...



La otra capilla, en la zona más alta del castillo...





Y una última vista increíble del castillo bajo desde la parte más alta (la capilla) del otro...



Y por último, la bajada de nuevo, por la denominada "Escalera de San Luis"



que está construida al borde del impresionante precipicio; un tramo de unos sesenta escalones tallado en la roca



De esta forma, terminamos la visita a este castillo... para llegar cuanto antes al último que veríamos este día, si nos daba tiempo, claro... se trata del castillo de Queribús.

Recuerdo que llegábamos a última hora ya para visitarlo... así que, subimos sin detenernos, pero la carretera no era precisamente un camino de rosas... la inclinación, un 18%...



y yo pensaba que me daba algo... lo pasé francamente mal hasta que llegamos arriba con la auto... y sólo de pensar que después tendríamos que bajar... ¿Quién no tendría miedo??

En fin.. aparcamos, pagamos, y ya, de entrada, nos vemos en la oficina un cartelito que nos indica que arriba en la torre, el viento es muy fuerte... y que tengamos cuidado....

Pues nada... iniciamos el ascenso...

Construido encima de una estrecha cresta rocosa, el castillo se alza y nos muestra su silueta maciza a poco más de setecientos metros de altitud. Mencionado en 1020, el castillo de Quéribus forma parte del condado de Besalù, y más tarde del de Barcelona y en 1162 entra por fin en la casa de Aragón en 1162 como fortaleza real

Queribus es uno de los cinco hijos de Carcassonne junto con Aguilar, Peyrepertuse, Puilaurens y Termes.

Desde luego, si algo tienen estos castillos además de las peligrosas subidas en AC, son las maravillosas vistas que nos ofrecen, conforme vamos llegando a la cima...



Alcanzamos a divisar la autocaravana cuando ya estamos casi arriba...



El castillo está constituido por tres recintos superpuestos en la cima del acantilado. Aseguraban la protección del castillo gracias a diversos sistemas de defensa: finas aspilleras que utilizaban los ballesteros, oberturas para los cañones o troneras para las armas de fuego de más recorrido. Cautro siglos de evoluciones del arte defensivo están representadas.

Por supuesto... más escaleras...



Conforme íbamos subiendo el viento iba arreciando, hasta el punto, que nos resultaba muy difícil avanzar... de hecho, en la puerta de entrada, la corriente era tan fuerte, que si no es por la cuerda que se aprecia en la parte derecha de la foto, no sé si habríamos pasado... ¿Estaría a propósito para eso??



Al llegar, nos paramos a tomar algo de resuello... pues no podíamos con nuestra alma. Tal era el vendaval ahí arriba, que incluso mi hija estaba asustada. Sin prisas (y mientras la calmábamos) nos paseamos por entre las ruinas...





El resto de la fortaleza está constituida por el cuerpo principal, la sala de almacén, las cisternas y por un torreón. El torreón es una torre poligonal situada en el tercer recinto, el más alto del acantilado.



En el interior, la sala gótica contiene dos habitaciones (la bodega y la sala principal) y está iluminada por una imponente ventana. El interior sorprendente de esta estructura es muy diferente del aspecto masivo de la torre. En efecto, la sala contiene los restos de una chimenea sobre el muro oeste. Un imponente y magnífico pilar retiene la bóveda nervada de cuatro cruzados de ojivas, en forma de palmera.



Una vez que paseamos por todo el recinto, y en vistas de que el vendaval no cesaría hasta que no bajásemos de allí, nos decidimos por descender cuanto antes de la montaña... no sin antes, plasmar una última imagen de esa maravillosa escena. Así es como lo veíamos nosotros.



¿Verdad que estas vistas cortan la respiración?

Bajamos con mucho cuidado por el camino, y subimos a la auto. Aún nos quedaba lo más difícil (en mi opinión) bajar por las cuestas hasta llegar al valle... y yo creo que no he rezado más en mi vida... bueno, sí... en los castillos que vienen después, también he rezado otro poco...

Por fin nos encontramos en la carretera... nos dirigimos hacia Puilaurens, el siguiente lugar que visitaríamos ya por la mañana, pero como está muy cerca optamos por acercarnos ahora y pernoctar allí, para estar listos en cuanto se hiciese de día.

Aunque llegamos de noche a la población, salimos a dar un ligero paseo (abrigados, eso sí, porque rascaba un bris que no veas) por sus calles, y cruzamos por debajo del pequeño acueducto que cruza la localidad...



nos había parecido ver a la entrada una cafetería abierta, así que le pedí a mi marido que se estirase un poco y nos invitara a los críos y a mí a un café con leche, ya que aún no era muy tarde y no nos apetecía meternos ya a dormir... así que pasamos a tomarnos un café... y el sitio era acogedor, la verdad, pero nos reímos un rato, pues los dueños (aunque muy amables) nos parecieron hippies melenudos auténticos (a pesar de que se los veía muy mayores ya) y el lugar, un tanto peculiar... pero la verdad es que estuvimos muy a gusto. Cuando acabamos el café, a dormir derechitos, que al día siguiente nos quedaba todavía mucho que ver...

Una cosa curiosa, antes de comenzar con el día siguiente, es que a medianoche, pudimos oir por dos veces, las campanas de la Iglesia (la teníamos justo al lado). No una vez, ni dos.... siempre, cada vez que daba las campanadas, las daba por dos veces (daba dos veces las once... o dos veces las cinco de la mañana...) curioso, curioso... aún no sabemos a que se debería... pero me gustaría, que si alguien ha tenido la misma experiencia, que me lo diga... pues a día de hoy, la gente todavía se asombra cuando lo contamos, y nos dice que es imposible... menos mal que estabamos cuatro (y mis hijos aún no beben, jejeje) para corroborarlo...

Y así llegamos al último día de castillos... nos levantamos bien temprano... y recogemos todo para salir cuanto antes y realizar la subida al castillo... que a estas horas del día, a malas penas podía verse a través de la niebla matutina...



pasamos por el acueducto de nuevo...



tengo que decir que el trayecto hasta llegar al mismo, me resultó de lo más bonito y pintoresco... como este tramo, en el que milagrosamente la autocaravana pasa, a pesar de que una señal indica que la altura máxima son 2'90m. jeje... (si mi marido dice que cabe, cabe, jajajajaj) menos mal que eso sólo afecta a la mitad de la calzada, y nosotros cabíamos por la otra mitad, si no, nos habría tocado darnos la vuelta... (la Dragoneta mide unos 3'30 de altura)



pero el susto que te produce la señal... y la visión del peñasco ese... no te lo quita nadie...



y así llegamos hasta un aparcamiento, debemos dejar ya la autocaravana y subir el resto a pie...



dejamos el vehículo cerrado y vamos hacia la entrada para comenzar la visita.

Esta fortaleza se encuentra enrocada en un espolón rocoso que domina el valle del río Boulzane desde sus 697 metros de altura.
La presencia Cátara es conocida únicamente por el papel jugado por el castillo como refugio durante la cruzada contra los Albigenses. En 1241, el diácono cátaro del Fenouillèdes, Pedro Paraire, tiene allí su residencia. Varios perfectos (grado superior de la Iglesia Cátara) cátaros serán alojados allí entre 1245 y 1246. La fortaleza no cayó jamás en manos de Simón de Montfort.

La visita empieza por el descubrimiento de un camino botánico el cual serpentea hasta llegar al pie de la fortaleza.



Este camino se prolonga por un recorrido en chicanes fortificadas que precede la barbacana.



Cuando llegamos arriba, a la entrada, nos damos cuenta todo lo que hemos subido, porque apenas se ve la autocaravana...



Nos damos media vuelta y entramos a la fortaleza...



Teniendo un papel preponderante en la defensa de la antigua frontera aragonesa, el castillo ofrece todo el repertorio de la arquitectura militar de la edad media.
Está formado de dos murallas gemelas : la primera se organiza alrededor de un vasto patio, la segunda más reducida incluye un torreón cuadrangular.





Las murallas imponentes de Puilaurens se distinguen esencialmente por los vestigios de su camino de vigilancia y de su dentellado





Y por supuesto... si miramos el valle... la visión es francamente espectacular... (ya sé que me repito más que el ajo... pero es que estas vistas son para verlas en persona, creo que por muchos adjetivos que ponga, no podré expresar con palabras la grandeza de lo que cada uno percibimos al observarlo, y además, sintiendo la fuerza del aire puro en las alturas)



Tengo que reconocer con franqueza, que si me alegro de haber visitado estos últimos castillos, es en parte, por sus espectaculares vistas cuando se llega a lo más alto...



Y seguimos con el paseo alrededor de las murallas...





Este paso nos lleva a la denominada "Torre de la Dama Blanca", así llamada en memoria de Blanche de Bourdon, sobrina nieta de Philippe Le Bel, que descansó en Puilaurens durante un viaje.



Al entrar en esta torre, a la izquierda, una sangradura vertical indica un conducto portavoz que permitía comunicar entre las diferentes plantas de la torre.



Sale un poco el sol, y eso ayuda a echar un último vistazo a las destrozadas murallas



Y cuando terminamos de recorrer el recinto amurallado, salimos para iniciar la bajada hasta llegar a la Dragoneta.

En cuanto llegamos, tomamos un ligero tentempié y nos ponemos en marcha, en busca del siguiente castillo... Usson.

La carretera se nos hace muy amena, pues aunque es nacional, es de lo más estrecha y entre montañas... creo que estamos en plena frontera y los caminos son bastante intransitables... gracias a que hasta el castillo llegaremos por la nacional, porque si no, creo que sería bastante dificultoso el acceso hasta el mismo sitio.
Después de pasarnos un par de señales, y gracias a que unos lugareños nos indican que debemos dar la vuelta, damos con el desvío hacia el castillo.

Llegamos hasta el aparcamiento, y bajamos de la auto... los riachuelos me tienen embobada todo el trayecto...



Subimos por un sinuoso camino, hasta llegar a la puerta que, como de costumbre, ya está cerrada a pesar de ser todavía (para nosotros) temprano. Así que, decidimos esperar un rato hasta que se haga la hora de entrar... mientras... hacemos algunas fotos...



Cuando al fin abren, pasamos a ver el interior...

Usson sirve como refugio para los Perfectos cátaros. Bernard de Alion envia a sus hombres de armas a Montsegur en el asiento de 1244. Según los registros de la Inquisición, seis perfectos se escaparon de la hoguera de Montsegur y se refugiaron provisionalmente en Usson.

La visita comienza en lo que se denomina "La Casa del Patrimonio", que fué ubicada en los edificios de los antiguos establos de Usson, se pueden ver los establos en la parte inferior, y la habitación que venía sobre el establo, que era el lugar en donde hacían la vida toda la familia... incluso se puede ver un horno de pan a la izquierda de la chimenea...



Desde aquí, se pasa a unas salas de exposición, con proyección, con maquetas, y objetos arqueológicos, entre los que se encuentra la Dama de Usson, de la que solo existen dos ejemplares en Francia. Salimos para comenzar la visita al castillo propiamente dicha.

Entramos por el acceso principal o antigua barbacana





Al llegar arriba, vemos abajo nuestra Dragoneta... me sorprende el serpenteo de las carreteras... ¿Por aquí hemos venido?



Observamos los muros... la verdad es que está todo completamente derruido...



Las distintas salas están tan destrozadas que cuesta bastante hacerse una idea de como fue en su momento... esto se supone que son los apartamentos del Rey, que están junto al patio central



En fin.. quedan sólo vestigios de lo que sería un gran castillo...



Y como los anteriores, también goza de unas vistas de escándalo..



Éste tiene menos que visitar, y puesto que en pocos minutos nos hemos recorrido todo, volvemos hacia la entrada y salimos del castillo hacia el aparcamiento...

Bueno... esto se está casi terminando... sólo nos queda, la visita al castillo de Aguilar y una visita a la ciudad de Narbonne. Pensamos que como el castillo está cerca y aún no es muy tarde, podemos visitarlo antes de que acabe el día, y de esta forma, podemos llegar a Narbonne por la noche.

Cuando llegamos al desvío para subir al castillo de Aguilar, yo me asusto... no es sólo la pendiente (que yo no sé que porcentaje, pero inclinación creo que es el que más inclinación tiene de todos... ) es que además, no está asfaltado el camino, sino que es gravilla.... y aunque sabemos que arriba hay un aparcamiento... nuestros temores son si llegaremos o no hasta el lugar... pero Toño no tirita... él sigue subiendo... y yo casi con los ojos cerrados... al final, llegamos... ya veremos la vuelta cuesta abajo... no quiero ni pensarlo ahora...

Cuando llegamos, la chica está a punto de cerrar el kiosko, y no nos quería vender las entradas porque decía que ella se marchaba.. pero al final, después de convencerla, nos vende las entradas. Así que, nos quedamos solos, el castillo y nosotros...

Y nos ponemos en marcha... lo primero que vemos al llegar a la cima de la montaña, es una iglesia pequeña consagrada a Santa Ana



El castillo se encuentra emplazado sobre un peñasco rocoso de cerca de 400 metros de altura, rodeado por laderas bastante suaves, con barrancos por las zonas del Oeste y el Sur.



A principios del siglo XIII el señor del castillo era Raymond de Termes; durante la cruzada albigense, sirvió de refugio a diversos caballeros faydits y creyentes cátaros, hasta que, en 1210 fue tomado por Simón de Montfort.
La parte más antigua, edificada por los señores occitanos, es la segunda muralla interior situada en lo más alto del peñasco, poligonal, del siglo XII.

La Torre del homenaje, lugar de residencia situada en el centro del recinto, también del siglo XII, está rodeada por un recinto amurallado hexagonal flanqueado por seis torres semicirculares de principios del siglo XIII, en cada ángulo.



Una poterna por la parte posterior



La verdad es que el aspecto, en mi opinión, es desolador... no queda mucho en pie de este castillo...



Unas saeteras algo peculiares...



La cisterna, o lo que queda de ella...





Cuando terminamos de recorrer las ruinosas murallas, decidimos que ya es hora de marcharnos y bajamos hasta la AC. Y ahora es cuando peor lo paso... la bajada tan empinada... yo miraba el terraplén y sudaba la gota gorda... menos mal que la suerte nos acompaña, y llegamos al valle sin problemas...

Desde allí, directamente a Narbonne... a dormir tranquilitos para, por la mañana, visitar lo más emblemático de la ciudad.

Y el día siguiente llega... nos disponemos a desayunar unos croissants tostados, es un vício, ya lo sé, jejeje pero no podemos evitarlo.. además son los últimos ya en zona francesa...

Al terminar, salimos de la AC y empezamos el recorrido por las calles de Narbonne



y nos dirigimos directamente hacia la Catedral de San Justo



En 1272 fue puesta la primera piedra de la catedral, su construcción "finalizó" en 1355 con la invasión a la ciudad por el Príncipe Negro. Jamás se acabó su construcción. Es la tercera catedral más alta de Francia, después de la de la de Bourges y la de Amiens. Mide 41 metros.

Por fuera, es impresionante...



Y también pudimos ver el palacio episcopal...



Cuando pasas, entras directamente al claustro,



A través de él pasabas por un lado a la catedral.. y por otro, al edificio episcopal



A la salida las paredes verticales, de 40 metros de altura, ofrecen un aspecto impresionante.



Después de dar la vuelta a todo el claustro, nos metemos en la catedral... que es enorme...

El mobiliario es clásico. El altar principal, con baldaquino, es de mármol de Caunes y bronce dorado, fue una donación hecha por el cardenal de Bonzo, arzobispo de 1673 a 1703, fue construido siguiendo el modelo de Hardouin-Mansart.



Recorrimos todos los rincones de la catedral...



Altares e imágenes preciosas por donde pasábamos



Y cuando terminamos de verla, salimos hacia el palacio del arzobispo, pero han convertido todo en salas de museos, y estaban cerrados, por lo que no pudimos visitar ninguna sala... así que, salimos del edificio por la zona posterior



Por la que se llega hasta la plaza del ayuntamiento



en donde se puede ver la antigua via Domitia en el estado que quedó a final del siglo IV.



Es un vestigio de la primera gran ruta romana, trazada en la Galia a partir del 120 a.C. por el procónsul Cneo Domicio Ahenobarbo, dos años antes de la fundación de la colonia Narbo Martius, primera colonia romana en la Galia. La via Domitia unía la Italia y la España romanas.



Seguimos paseando por Narbonne...



recorriendo sus calles...



Y por último (y con mucho dolor de nuestro corazón)... llega el momento del regreso a casa...

Llegamos hasta la auto... y comenzamos el viaje de vuelta...



dejando atrás los Pirineos...



Mientras decidimos donde vamos a pernoctar se pasan las horas... Toño está animado, aunque el cansancio se va apreciando con el paso de las horas... mientras sigue anocheciendo...



Al fin, y después de casi todo el día conduciendo, Toño se para... nada menos que en Oropesa... paramos... Toño descansa un rato y bajamos a estirar las piernas un poquito...





Como última anécdota.. y para terminar el viaje... contaré que cuando terminamos el paseo y volvímos a la auto, decidimos dormir aquí, y por la mañana, en un ratito, llegaríamos a casa.

Pensamos que "Oropesa, ciudad de vacaciones" sería un lugar tranquilo en el que descansaríamos... y el caso es que la calle en la que estábamos parecía tranquila... pero solo eso... parecía, jejejej porque durante toda la noche no cesaron de pasar camiones, tractores y demás vehículos motorizados y ruidosos a más no poder.... hasta el punto, de que no pegamos ojo... y por la mañana, Toño y yo, nos mirábamos y decíamos... ¿Oropesa, ciudad de vacaciones??? jajajajaj

Antes de terminar el relato... me gustaría mostraros también el pasaporte del país Cátaro, que llevamos durante todo el viaje



Y la página central, prueba irrefutable de nuestra visita a todos los castillos y abadías...



Faltan los sellos de dos museos... pero nosotros los suplimos con las dos cuevas (Limusis y Cabrespine), así que, por nuestra parte, quedó más que bien usado ¿No creéis?

En fin... aunque no habíamos dormido mucho, al menos Toño se había podido tumbar, y por la mañana bien temprano, tomamos un buen desayuno, y salimos en dirección a casa... con la misma sensación de siempre... una gran tristeza de ver que lo bueno se nos acaba... y por otro lado, contentos por ver que lo hemos pasado fenomenal y buscando ya ideas para la próxima salida...

¿Os gustó esta última aventura??